Padre Hugo Tagle

Vamos bien, Francisco

Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 10 de septiembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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El Papa Francisco ha sido blanco de cobardes ataques de algunas personas dentro de la Iglesia. Son tan simplones y básicos, que me da pena perder estas líneas haciéndome cargo de ellos. El Papa pidió solo “el silencio y el rezo” ante el escándalo y la división que ellos provocan. “Con las personas que no tienen buena voluntad, con las personas que sólo buscan el escándalo, que sólo buscan división, que sólo buscan la destrucción, incluso en el seno de las familias: (sólo se puede recurrir a) el silencio. Y el rezo”, declaró el Papa. Pero no soy tan bueno, por lo que ahora no le obedeceré del todo.

Viene a cuento una cita que se atribuye a Cervantes: “Deja que los perros ladren, Sancho, es signo de que avanzamos”. En efecto, las críticas al Papa y la polvareda ocasionada son un evidente signo de que va en el camino correcto, con mano sabia y valiente. Y arriesgada, ya que la perfidia de estos pocos es, además, demoniaca, aunque no da para asustarse.

Pero hay que agradecerles, ya que nos permiten comprobar que el Papa Francisco se revela nuevamente como la persona precisa, en el momento y lugar precisos. Desconfíe, buen lector, de quienes viven apuntando con el dedo a otros, esos que no saben más que corregir a los demás, los nuevos fariseos; aquellos que siempre “lo hubiesen hecho mejor”. ¡Esos son los primeros que debieran ser investigados! “Dime de qué se ufana, y te diré de lo que carece”.

Los que alardean de virtuosos, pulcros, dueños de la verdad, es porque esconden algo turbio. Y a veces mucho. Aunque, como dije antes, hay que agradecer las críticas al Papa, ya que nos dan claras señales de que él está haciendo bien su trabajo. Se ha hecho luz sobre mucha turbiedad, acompañado a las víctimas —tarea de toda la vida— y sancionado a los delincuentes. Ojalá que los tribunales civiles se muestren igualmente celosos por hacer justicia en otros gremios.

Y a los que, como a los detractores del Santo Padre, gustan de cultivar rumores clandestinos a media luz, ¡patético espectáculo! Son los nuevos fariseos, un teatro de vanidades, pura cáscara y frivolidad disfrazada de solemnidad. No creen en nada. Venden humo.

Por lo que, ¡ánimo y a apoyar al Papa! De esto saldrá una Iglesia más cercana y a imagen de Jesús, más santa y humana a la vez; más al servicio de las personas, más misionera, volcada a servir, sobre todo a los más pobres, enfermos, marginados. Vivimos un tiempo de purificación y renovación. Esta barca de remeros libres que es la Iglesia servirá infinitamente mejor tras este tiempo convulsionado. No lo duden.

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